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La primera piedra

Esta es una opinión de Carlos Rosas.


La historia de la humanidad ha evolucionado gracias a las guerras. Son parte de nosotros y están arraigadas en nuestro código genético. Gracias a las guerras, hemos tenido las mejores invenciones, avances en medicina y ciencia.


Siempre he imaginado a la humanidad representada en un solo ser humano y dividida en 5 etapas:

  • La prehistoria, cuando somos bebés. No recordamos nada, pero lo hemos vivido. Puede que tengamos algunas cicatrices mentales, pero no reaccionamos a ellas hasta un momento emocional o físicamente estresante. Son instintos básicos que están codificados en nuestro ADN.

  • La historia antigua, representada como nuestra infancia, de 5 a 10 años. Tenemos memorias del pasado, pero de alguna forma están ya distorsionadas por el paso del tiempo al repetir y revivir una idea o un recuerdo, al cual cada vez le agregamos más datos, a veces inventados por la naturaleza de nuestro cerebro. Una historia documentada de manera básica y llena de mitología (la creación de memorias sociales para justificar situaciones inexplicables).

  • La historia correctamente documentada, representada por nuestra adolescencia, de 10 a 19 años. Aquí la historia está mejor documentada, y como humanidad, somos más maduros y conscientes de lo que nos rodea, aunque la manera de solucionar problemas sigue siendo con cierta violencia, gritos y desesperación, porque nadie nos entiende. Ya saben, el adolescente promedio. La humanidad aquí está en pleno renacimiento, la edad de la iluminación. Estamos redescubriendo lo que somos, lo que queremos y a dónde vamos, pero seguimos resolviendo situaciones internacionales basadas en la guerra, la violencia y la injusticia. Nos falta madurar.

  • La historia actual está representada en nuestra etapa adulta. Ya hemos estudiado, sabemos investigar, tenemos una personalidad más definida y no seguimos buscando una identidad fija, aunque algunos pueden seguir en esa búsqueda. Preferimos no pelear y hablar en su lugar, aunque aún hay personas adultas que recurren a la violencia. De alguna manera, miramos atrás con nostalgia a veces siendo tercos sobre lo nuevo que llega a nuestra vida. Aquí, la humanidad ha logrado avances tecnológicos como nunca antes en la historia, en medicina y educación, y hay menos guerras (aunque no lo parezca). Uno pensaría que para esta etapa de nuestra vida, ya no basamos nuestras decisiones en viejas mitologías que fueron creadas para llenar los vacíos de lo inexplicable, labor que la ciencia ya está cumpliendo.



Dicho esto, la situación "actual" entre el estado de Israel y el estado Palestino neutralizado tiene dos raíces muy problemáticas. La primera se basa en mitologías. Un bando reclama la tierra en base a una profecía absurda de más de 3500 años (ver punto 2). El otro bando defiende la tierra dada por los romanos hace alrededor de 2000 años. Parece que la humanidad no ha salido de la infancia. No sabemos mejor.


La segunda raíz de esta situación, en mi opinión, es la constante narrativa del sufrimiento de una minoría que ha caminado por tierras de reino en reino. Esta narrativa se ha fortalecido gracias a la exitosa mediática occidental del siglo XX, "el Holocausto", normalmente considerado como lo peor que le ha pasado a la humanidad y erróneamente asociado únicamente con nazis y judíos. En el Holocausto, hubo aproximadamente 11 millones de asesinatos por parte de los nazis, de los cuales 5 millones no eran judíos. El Holocausto no pertenece solo a los judíos. Siempre olvidamos a los romaníes, artistas, homosexuales, presos políticos, comunistas, etc. También olvidamos que de 1885 a 1908, alrededor de 20 millones murieron en el Congo por orden del rey Leopoldo II. En 1937, Rafael Trujillo ordenó la muerte de 30 mil haitianos en República Dominicana. En Namibia, murieron 70 mil personas; en Chechenia, 200 mil; en Japón, 400 mil; un millón de griegos a manos de los turcos; 750 mil asirios; 1 millón en Ruanda; 2 millones en Camboya; 2.25 millones de armenios; 20 millones de chinos. Además, no debemos olvidar las manos de Estados Unidos en silenciar la mayoría de las masacres mencionadas y en la casi desaparición de las primeras naciones, su intervención en México, Chile y el resto de Latinoamérica, Asia, África y Medio Oriente. Se podría argumentar que son maestros del genocidio. Solo desde 2001, han sido responsables de 4.5 millones de muertes fuera de su territorio. Pero no nos alejemos tanto, México y su constante necesidad de pisotear a los pueblos originarios, como en la guerra del Yaqui o la guerra de castas a los mayas.


Parece un tanto cómico que la historia oficial siempre parece favorecer (por falta de un mejor término) al sufrimiento judío y fomenta esta narrativa horrible de perdonarles todo lo que han hecho en las últimas décadas, porque obviamente merecen defenderse. A mi parecer, los genocidios solo son ilegales si el pantone de la piel de las personas es claro. O ¿cuál es la diferencia entre 20 millones de víctimas congoleñas y 6 millones de víctimas judías?.


El sistema Pantone es una guía de colores identificados con un código. Se publicó por primera vez en 1963 con el objetivo de crear "un lenguaje cromático universal que permita a las marcas y productores tomar decisiones críticas relacionadas con el color en todas las fases del flujo de trabajo”.


Aún así, la bandera que llevan con el sionismo es simplemente el pan y circo detrás del acomodo geopolítico de recursos en el área y el miedo constante de Estados Unidos a la influencia que Rusia y China tienen sobre el planeta hoy en día. Parece ser que Israel es el hijo malcriado que nunca pudiste controlar y terminaste dándole dinero para que esté contento. Hay uno en cada familia.


Y esta es la parte más triste, les hacen pensar que es acerca de quién merece ese pedazo de tierra, les hacen pensar que esta situación es acerca de judíos vs. musulmanes vs. cristianos cuando irónicamente todos vienen de la misma mitología, todos son hijos de Abraham y al parecer todo se reduce a una disputa familiar.


¿Y dónde está la etapa 5? se preguntarán. ¿Algún día seremos sabios y aprenderemos de nuestros errores, una etapa de paz donde la violencia y la mitología no son ni la primera ni la última herramienta, pero ni siquiera están en nuestro estuche de herramientas?. ¿O nuestro código genético nos seguirá destruyendo lentamente hasta que no haya nada por qué pelear?


Al final del día siempre es acerca de influencia, siempre es acerca de dinero.


Esta es mi opinión y mi opinión produce tristeza en mi corazón.


Carlos


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